Hola querid@s seguidor@s:

Todos los protagonistas de este relato son fruto de la inmensa suerte de haber tratado con muchas buenas personas de vida sencilla.
Les deseo que lo pasen bien leyendo esta sarta de interioridades domésticas, parecidas a las que a mi tocó vivir, y les dejo para su disfrute algunas de las recetas que he ido recopilando a lo largo de mi existencia. LA MARQUESA BULLABESA

Recetario de la Marquesa Bullabesa

7. EL PELUQUERO

Cada día, hay una nueva aventura en esta casa. Hoy nada sale como tendría que salir. La Trini pasa el aspirador,- ¡no debería! ¿quien va a oir la puerta si llaman, si Nadita se ha ido a buscar el pan?, es que no piensas, hija!- le dice la señora a la Trini mientras pasa por su lado como dejando estela. La Trini se la mira de arriba abajo con una mueca y sigue como si tal cosa. Por aquí entra por aquí sale, parece pensar y se toca las orejas.
Entremedio se oyen gritos desaforados del señor llamando a su esposa. Aunque hay teléfonos internos en todas las estancias de la casa, él prefiere lo natural: el grito pelao. -¿Que querrá este hombre?- se va preguntando la señora mientras acude a la llamada. La Trini quita en último momento el cable del aspirador del paso. A punto ha estado la señora de bajar las escaleras rodando...-¡Suerte que una es de buena pasta!- se autoelogia la Trini. Porque de merecerse el porrazo se lo merecería...
En la biblioteca está el señor rascándose la calva y revolviendo unos cajones con pinta de preocupado.
Llega Nadita, como una caperucita con el cestito de la compra. ¡Qué feliz es ella! -¡Hola, hola!- saluda ¿Qué hacemos hoy para comer? A la señora se le enciende el semblante cuando la oye. -Pues mira "Nadi", hoy haznos ese arroz delicias que tan bien te sale. Yo me voy, que tengo mucha prisa-. Y desaparece dejándose el móvil en una silla, el monedero sobre la mesa de la biblioteca y las gafas en un taburete de la cocina. -¡Pues si se ha llevao el bolso vacío!- comenta la Trini. -No podrá ver lo que compra, no podrá pagar y no podrá llamar para que le lleven lo que se ha dejao. ¡Vendrá hecha un basilisco! Nadita, ya te puede salir bueno el arroz ese- le dice mientras por fin conecta el aspirador.

La Trini se ha traido unas torrijas para desayunar y ofrece al personal. -¡Qué buenas son las torrijas! aunque engordan un montón- añade otra, -pero es igual. En esta casa se adelgaza una solo subiendo y bajando escaleras, verdad Nadita?-. Nadita no puede contestar: la boca llena de torrija y masticando a dos carrillos, asiente sonriente. -Menos mal que tenemos estos respiros-
Pero la cosa dura poco. Sin poder comprar ni llamar, al poco aparece la señora toda airada. Pero delante del personal, hay que comportarse. ¡No pasa nada!. ¿Alguien ha visto mis gafas? ¿y mi monedero?¿ el movil? aquí, aquí, aquí. La Trini le va señalando con el pulgar, el otro brazo en jarras -¿donde tendrá la cabeza?- se pregunta con desdén. Todo lo tiene que hacer tan rápido que por ganar unos minutos pierde horas. Pero es su manera de ser: Incambiable.
Entre tanto alud de objetos perdidos y recuperados, reaparece el señor con su papelito. -¿Ya lo has encontrado?- le pregunta ella al vuelo. - Si, si...- - y ¿qué era?-se interesa por cortesía - El teléfono del peluquero, que hace tiempo que no voy- contesta él levantado triunfal la mano con el número apuntado. Desde la cocina se oyen unas carcajadas mal disimuladas de tos.

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